Hace un tiempo, tuve la oportunidad de entrevistar a Olga Rodríguez. Hoy he decidido traérosla, espero que la
disfrutéis.
Olga Rodríguez es licenciada en
Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, periodista
especializada en Oriente Medio y autora de "Yo muero hoy", "El hombre
mojado no teme la lluvia". Olga ha trabajado en Iraq, Egipto, Israel,
Yemen, Afganistán… y ha obtenido numerosos premios por sus trabajos
entre los que destacan Premio Ortega y Gasset en 2003, el Premio Turia
en 2003 y el Premio Pluma de la Paz en 2006.
Pregunta: Olga, ¿en qué momento te diste cuenta de que querías ser periodista?
Respuesta: Yo vengo de una familia de periodistas, que hacían
información local y mis padres fueron los primeros que estudiaron la
licenciatura ya trabajando y se decantaron por periodismo. Entonces por
ahí me venía un poco, pero si es cierto que en casa fue un auténtico
drama cuando yo dije que quería estudiar periodismo porque en mi familia
eran muy contrarios y muy críticos con la profesión, que yo creo que
todo periodista tiene que ser muy crítico con la profesión.
Realmente, si te soy sincera, a mí me gustaban muchas cosas.
Yo
quería estudiar Políticas, Sociología, Historia, siempre me ha encantado
la historia, o Filología o idiomas; pero por aquel entonces yo estaba
viviendo en Valladolid, aunque soy de León, y yo quería venirme a Madrid
a toda costa. Entonces la razón principal por la que estudié Periodismo
y no otra cosa fue porque era la excusa perfecta para venirme a Madrid,
porque por aquel entonces no había facultad en Valladolid. Yo creo que
muchos periodistas hemos llegado aquí un poco por casualidad, aunque
bien es cierto, que probablemente, si hubiera estudiado alguna de esas
carreras que he mencionado antes, luego en el ejercicio de la profesión
hubiera escogido periodismo, porque me gusta contar lo que veo y eso me
ha gustado siempre, desde niña.
P: Has cubierto diversos conflictos y siempre lo has hecho de una
forma rigurosa como periodista, pero también has mostrado tu lado humano
y personal. ¿Cuándo te planteaste ir a cubrir conflictos?
R: Yo nunca me he planteado empezar a cubrir conflictos ni es
algo que me guste. Además, yo hago muchas cosas, no sólo cubrir
conflictos, lo que pasa que en esta sociedad del espectáculo y en este
periodismo del espectáculo, pues ahora parece que se aplaude mucho eso.
Yo me especialicé en información internacional y en política
internacional. En el siglo XXI, aunque por aquel entonces todavía
estábamos en el siglo XX, era fundamental tratar de explicar la realidad
a nivel global. Yo siempre he sido muy internacionalista. Lo que pasa
muy lejos de aquí nos repercute, aunque pensemos que no y en un mundo
tan globalizado como el actual, me parece que es fundamental y
lamentablemente en este país se desprecia muchísimo la información
internacional y además hay una incultura tremenda en materia de política
internacional, dentro de las redacciones, no sólo fuera.
Yo decidí especializarme en eso y de hecho, yo estudié en Estados
Unidos una especialización y luego, cuando empecé a trabajar, primero en
prácticas y de una manera muy precaria y luego ya con un contrato en la
Cadena SER, pues claro, la realidad te va llevando a los conflictos. Yo
sobre todo estaba especializada en Oriente Medio y dio la casualidad
que a finales de los años 90, Oriente Medio empezó a ser aún más una
región convulsa, aún más de lo que ya era, porque estalló la Segunda
Intifada en Palestina, luego vino la guerra de Afganistán, la invasión
de Iraq… Entonces me tocó en ese momento, en un momento y en un contexto
que todavía los medios de comunicación españoles enviaban a sus propios
periodistas a los lugares donde ocurrían este tipo de conflictos,
porque ahora eso ya no. Los medios tiran de un freelance o de alguien que vive allí, lo cual hace mucho daño a la información.
P: Has trabajado en numerosos medios, pero actualmente eres periodista freelance. Los periodistas freelance
están viviendo momentos muy duros, sobre todo porque ven abusivas las
tarifas que establecen los medios. ¿Crees que es necesario establecer un
acuerdo entre medios y periodistas sobre estas tarifas?
R: Yo creo necesario que haya una mínima regulación, es decir,
lo que es inconcebible e inhumano es que haya compañeros de profesión
que estén cobrando 3€ la pieza, y esto está ocurriendo. Eso es un
abuso, pero hay gente que sigue trabajando a pesar de estas tarifas. No
sólo porque lo necesiten, que también hay muchos casos, sino porque aman
la profesión y porque si tú dices no a una tarifa determinada, pues a
lo mejor ese reportaje que has hecho no sale; con lo cual, estás siendo
responsable de invisibilizar un asunto que puede ser muy importante,
cómo puede ser incluso un crimen de guerra o cuestiones vinculadas a las
violaciones de derechos humanos. Entonces ante eso, ¿qué haces? ¿Dejas
de publicarlo y dices no, si te ofrecen 40€ por algo que has hecho en
Libia porque no te parece suficiente?
Bueno… Evidentemente yo no estoy a favor de trabajar gratis y estoy
en contra de aceptar tarifas muy bajas, pero también debemos ser
conscientes de que hay cosas que no deben ser visibilizadas. Para que no
sean invisibilidades se necesita ese acuerdo marco mínimo, que regule
las tarifas y que no permita que las empresas estén abusando de los
periodistas y de los trabajadores, como están abusando.
He de decir que yo no soy una freelance al uso. Yo me hice freelance
después de haber estado muchos años trabajando dentro de empresas
informativas, de haber adquirido un prestigio, de haber escrito libros y
de ser accionista de un medio de comunicación online, como es
Eldiario.es; es decir, yo no tengo derecho a quejarme, porque
lamentablemente hay muchos compañeros de profesión que lo están pasando
mucho peor que yo, siendo magníficos profesionales y teniendo un
curriculum y una experiencia y una capacidad increíble.
P: En tu blog dices que dejaste la TV, huyendo del periodismo de
corta y pega; pero que finalmente te reconciliaste con el periodismo.
¿Cómo fue esa reconciliación entre el periodismo y tú?
R: Me costó mucho tomar la decisión de dejar la tele y el
grupo empresarial en el que había estado trabajando muchos años, donde
me había formado y donde había pasado momentos muy buenos. Yo había sido
muy afortunada porque había podido hacer periodismo muy in situ, tanto
local como internacional porque también había ejercido el periodismo
local y en ese momento ya vi que no había salida en la televisión.
Lamentablemente se hacen los informativos cogiendo los teletipos e
imágenes que envían las agencias de noticias, que hacen una información
muy buena en muchos casos, pero que si solo estamos informando a través
de dos grandes agencias de noticias, estamos viendo la realidad a través
de dos grandes ojos y eso da mucho miedo porque es orwelliano.
Se está
limitando la multiplicidad de miradas, se tiende a la uniformidad de la
información y además, estás contando cosas que no has podido contrastar
realmente y de hecho, por eso, muchas veces se mete la pata; y se
difunden hasta el infinito discursos dominantes de la realidad y en
determinados casos o muchas veces, vas y ves las cosas cara y cara y te
das cuenta de lo mal explicado que están algunas historias. Yo no quería
informar sobre lo que pasa en Palestina desde Madrid, porque no se
puede informar de Palestina en Madrid ya que tienes que estar allí. Ni
tampoco quiero informar de lo que le pasa a la sociedad española
encerrada en una redacción sin poder salir y estando todos los días, 11
horas metida en esa redacción. Es que eso es anti periodístico.
Todavía, yo viví un periodismo en el que no había que fichar, donde
tu entrabas y salías cuando te daba la gana y cuidabas tus fuentes y
estas todo el día de aquí para allá, en contacto con la realidad y si
estaba en la sección de internacional, iba a hablar con embajadores, con
diplomáticos, con fuentes de información que tenía, si estaba en
información nacional, iba al Congreso, luego me iba a hablar con los
otros… y era la manera de conseguir información. Encerrado 11 horas en
una redacción estás desconectado de la realidad.
Yo me reconcilié con el periodismo porque salí muy rebotada con la
profesión y pensando que ya no quería ser periodista, pero a los dos
meses cuando estaba en Iraq, me llamó una productora británica, a los
que yo había conocido en Kabul años atrás y cuando estallaron las
revueltas en Egipto se acordaron de mí para realizar el guión de un
documental que querían hacer sobre las revueltas. También he seguido
reconciliándome con el periodismo porque han ido surgiendo nuevos medios
muy interesantes, de gente que procede de medios convencionales, de
gente muy formada y con muchas ganas; hechos y controlados por
periodistas y rentables.
P: En 2012 llegaste a eldiario.es ¿Cuándo Ignacio Escolar te
propuso formar parte de este diario, aceptaste inmediatamente o te
detuviste a pensar si colaborabas en este nuevo proyecto?
R: Nacho y yo somos amigos desde hace mucho tiempo y yo sabía
que él llevaba tiempo queriendo hacer esto y que si algún día se iba de
Público, haría esto. Me llamó y me dijo que querían ser pocos
accionistas y todos periodistas o vinculados con el periodismo y me dijo
que me quería ahí. Tarde dos días en pensármelo y yo lo tenía bastante
claro. Tarde dos días de rigor, por no decirle que sí en el momento.
P: Por otro lado, ¿cómo ha sido la experiencia como defensora de la comunidad?
R: La idea de que eldiario.es tuviese un defensor de la
comunidad se la di yo a Nacho en su momento, sin pensar en ningún
momento que esa defensora iba a ser yo (risas). Dos meses más tarde, él
me llamó y me dijo oye que voy a hacer esto y tienes que ser tú y lo
asumí como un reto. Ha sido muy divertido. Creíamos que tenía que ser
así. Los lectores siempre tienen la razón. No ha habido ninguna queja en
el año en que fui defensora de la comunidad que no estuviera sustentada
en algo lógico. Además, también había muchas propuestas. Creo que no es
una tarea que deba ser prolongada y por eso le propuse a Nacho que este
año yo no quería seguir, pero no descarto volver el día de mañana. Me
daba miedo que llegará un día en el que no defendiera a los lectores.
P: En el debate que tuvo lugar el pasado día 24 de abril en la
sede de la Asociación de la Prensa de Madrid, comentaste que en
numerosos medios de está dando más importancia a los intereses
económicos que a la información de calidad. ¿Por qué crees que los
encargados de dichos medios dan más prioridad a los intereses económicos
en vez de a elaborar un periodismo digno y de calidad?
R: En muchos casos hay medios de comunicación que han sido
creados por empresarios y por lo tanto surgieron con unos intereses y
objetivos ya muy claros y muy determinados. Algunos de esos medios han
cerrado porque los empresarios ya no tenían tanto dinero o se han visto
afectados por esto que se llama crisis. En otros casos porque los medios
de comunicación para subsistir han decidido en vez de cambiar su forma
de organizarse, en vez de renunciar a los jefes cobren sueldos
millonarios en muchos casos, en vez de renunciar a gastos absurdos para
concentrar todo el dinero en hacer información de calidad, pues
decidieron que no y por lo tanto, han creado muchas servidumbres porque
han necesitado pedir préstamos a los bancos, porque han necesitado ayuda
de Gobiernos centrales o regionales que todos los meses se comprometen a
incluir información institucional en esos medios a cambio de favores.
Dice David Simon que hay un antes y un después en esta
profesión, marcado por el momento en el que el poder financiero entra en
los medios. A partir de ese momento, entra dinero nuevo en los medios y
entran dueños nuevos y estos nuevos dueños tienen intereses muy
diferentes a hacer un periodismo de calidad.
Los intereses son ganar dinero, aunque sea a costa de trocear o
incluso destrozar los medios de comunicación y eso ha ocurrido en
Estados Unidos y en toda Europa. Se han cerrado corresponsalías, se ha
renunciado a la figura del enviado especial, se ha reducido la tarea del
periodista al mínimo gasto y vale más aparentar que informas, que
informar.
P: Olga, en “Yo muero hoy” nos presentaste la Primavera árabe y
nos contaste cómo y por qué surgieron y cómo se fueron desarrollando.
Como periodista que lo ha vivido en primera persona, ¿por qué crees que
los grandes medios ya no informan sobre la situación de Egipto, Libia,
Túnez…?
R: En 2008, en Egipto estallan las revueltas y yo traté de
publicarlas. En esa época yo trabajaba en el grupo PRISA y no
interesaban, cuando era algo tremendo lo que estaba pasando allí y muy
interesante. En 2011 de repente la plaza Tahrir de El Cairo se convierte
en un gran escenario, lleno de focos, llegaron todos los periodistas y
yo oía auténticas barbaridades a veces en los directos que hacían
algunos periodistas; desde bobadas como “aquí no hay Hermanos Musulmanes
porque no hay muchos con barba”, de topicazos, de unas cosas terribles.
En Iraq en 2003, recuerdo que durante los bombardeos no había muchos
periodistas, cuando las tropas estadounidenses tomaron Bagdad y se
terminó la invasión y pasamos a la fase de ocupación, los periodistas
llegaron de fuera, desde Jordania y el hotel Palestina se convirtió en
un plató de televisión enorme y la gente no salía del hotel, no hablaba
con los iraquíes, no iba a los hospitales, a las morgues.
Las guerras se
ven en los hospitales, en las casas de la gente, en las morgues, donde
ves a una madre huérfana de hijo, tratando de recoger los sesos de su
hijo desparramados; porque los muertos no son bonitos como en las
películas, se les salen las vísceras y en los hospitales, los médicos
haciendo operaciones quirúrgicas en el suelo por falta de camas… Todo
esto son realidades, que sin embargo, muchas veces hay colegas de
profesión que deciden no contarlas porque sus propios jefes les están
demandando show, que cuenten la guerra como una película de ficción
entretenida.
A mí me dio mucha pena cuando estaba en Tahrir en 2011 y estalló la
guerra en Libia y todos recogieron sus bártulos y se fueron. Al día
siguiente de que se fueran, el ejército y la policía egipcia empezó a
matar a la gente, pero allí ya solo quedábamos cuatro para contarlo.
Creo que más importante que el hecho puntual del momento, es el antes
y el después. Por ejemplo, en una guerra es muy interesante seguir la
postguerra. ¿Qué pasó en Libia? ¿Alguien sabe lo que pasa ahora en
Libia? Ha habido dos primeros ministros, que ya no son ministros; está
habiendo una guerra de guerrillas terrible, está habiendo una violación
de derechos humanos tremenda… Sin embargo, no se está contando y mira
que se machacó hablando de Libia durante semanas hasta que se produjo el
asesinato extrajudicial de Gadafi y ahora nada.
¿Qué por qué pasa esto? Porque se apuesta por ese periodismo de show,
donde importa más la forma que el contenido. Frente a eso, hay mucha
gente que todavía hace un buen periodismo y que lucha por hacerlo.
P: Por otro lado, te hemos visto luchar por numerosas causas.
Siempre has apoyado a la familia Couso en su lucha por conseguir
justicia. ¿A pesar de los impedimentos que está poniendo el Gobierno,
crees que se están logrando avances?
R: El día que nos atacaron y que mataron a José Couso y a
Taras Protsyuk, esa tarde Carlos Hernández y yo estuvimos redactando una
carta para que la firmaran todos los periodistas del hotel Palestina,
en la que decíamos que si la familia Couso no tomaba medidas a nivel
judicial, nosotros las tomaríamos; sin saber que los Couso eran de armas
tomar porque todavía no les conocíamos y ahora son grandes amigos.
Sabíamos de por vida, que esta lucha iba a ser muy larga y siempre
supimos a lo que nos enfrentábamos. Es el único caso abierto en el mundo
contra el ejército más poderoso del mundo. Sabíamos que mucho tendría
que cambiar el orden internacional para que esa gente fuera juzgada y
condenada, pero lo que queríamos y el objetivo de esta lucha siempre ha
sido dar visibilidad a los crímenes de guerra, poner en su sitio la
importancia de la protección de los civiles. Los periodistas estamos
considerados como civiles en la Convención de Ginebra y protegidos por
ser civiles. Cuando la gente te dice es que en una guerra eso puede
pasar; perdona, pero no. En las guerras hay normas. Lo primero que
estudian los militares en la carrera militar son las normas y las leyes
internacionales que hay que cumplir. Si se incumplen, se debe exigir
justicia.
En ese sentido, ese mensaje ha calado. No solo eso, es un caso que se
estudia en muchas facultades de Derecho de todo el mundo y es un caso
que ha conseguido cosas que nunca nos hubiéramos imaginado conseguir:
dos órdenes de busca y captura de los acusados, un caso que 11 años
después sigue abierto, una inspección ocular in situ, mucha
visibilidad del caso en Estados Unidos e incluso una sargento
estadounidense contando posteriormente como ella, que estaba trabajando
para el servicio de inteligencia estadounidense en ese momento, era la
encargada de espiarnos y como ella recibía una lista de posibles
objetivos a bombardear por el ejército americano y como ella dice a su
superior que ahí había periodistas, que envían crónicas y hablan con sus
madres engañándolas diciendo que están muy bien. El tipo le dijo que se
metiera en sus asuntos.
Yo creo, que en ese sentido, hemos dejado un mensaje claro e incluso
para el propio ejército estadounidense, que sabe, que lamentablemente me
temo que no va a dejar de tener como objetivo a los periodistas, pero
sí que al menos se lo puede pensar dos veces. Esto de por sí es un gran
paso. Hay luchas que se consiguen y otras no, pero desde luego lo que
hay que hacer es lucharlas, porque el mensaje que dejas en esa batalla
ya es de por sí muy constructivo.
P: Muchos estudiantes estamos cansados de oír que el periodismo de
este país no tiene futuro, ¿puedes proporcionarnos algún consejo?
R: Una vez dije, hace poco, dando una charla en la Universidad
Carlos III, dije una cosa y a los alumnos les hizo mucha gracia, que
es: “Nunca tengáis una hipoteca”. Lo que quería decir con eso es, un
periodista tiene que ser libre, absolutamente libre, no tener ninguna
servidumbre y para ser absolutamente libre, que es la condición para
ser independiente, no puedes tener ninguna atadura. Maruja Torres, que
hablaba incluso de no tener familia (risas). Bueno, yo ahora tengo una
hija y pareja y no lo concibo como una servidumbre para mi
independencia, pero sí que es cierto que te preocupa más la estabilidad
económica. Yo creo que hay que saber concebir como periodista la vida no
para aburguesarse, sino para saber que si vienen mal dadas, pues vives
con cuatro perras, pero lo que no puedes hacer es dedicarte a esta
profesión para terminar trabajando al servicio de intereses de
determinados poderes.
P: Olga muchas gracias por cedernos parte de tu tiempo.
R: Nada. Gracias a vosotras.
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